Precalienta el horno a 150-180ºC
Hoja por hoja, hay que quitar el nervio central de la hoja (es demasiado duro y se cocina mucho más lento). Puedes usar un cuchillo o a mano. Luego parte las hojas en trozos regulares, mira que no sean muy pequeñas ya que se encogen al cocinarla. Los troncos los usaremos para otras elaboraciones, reservar.
Lava bien las hojas y, MUY IMPORTANTE, sécalas bien. Pon las hojas entre trapos de cocina limpios, en una capa, para que se sequen. O bien pásalas por un centrifugador de lechuga, para que queden bien secas.
Si no secas bien las hojas, se forma vapor en el horno y se pueden cocer en vez de secar (o al menos tardarían más en secarse).
Pon la kale en bandejas de horno en una sola capa: puede que tengas que hacer más de una tanda, o poner dos bandejas. Si apretujas mucho las hojas, tardan mas y se te pueden cocer en vez de secarse. Yo peco de apretujarlas, pero en una capa, y terminan haciéndose.
Echas un chorrito de aceite por encima y con las manos extiendes el aceite, intentando que impregne todas las hojas. Cuando más aceite más sabrosas y más fácil que no se quemen, pero intenta no excederte Échales sal al gusto. Y si quieres experimentar con otras especias secas, adelante.
Dependiendo del horno que tengas tardaran unos 20 min a 150-160ºC o unos 8-9 min a 180ºC. Si cogen un color muy tostado amargarán. Lo importante es que al tacto queden secas y se rompan.
Sugerencias:
Si al sacarlas tiene humedad las puedes poner de nuevo.
Puedes acompañarlas del sabor que más te guste. No dudes en probar con la cobertura de chocolate quedan espectaculares.