Te preguntarás… ‘¿Qué tiene que ver mi vida laboral o emocional con mi alimentación? ¿Para qué comenzar por la forma como me alimento, si lo que quiero cambiar es mi trabajo, mi pareja o mi estado emocional?’
Parecen temas distantes e incluso contradictorios, por eso te cuento desde mi experiencia.
Hace más de 20 años tomé la decisión de cambiar mi vida de forma radical, pero sobre todo permanente. Tenía muchas insatisfacciones y frustraciones por sanar (como muchas personas). Eran pocas las cosas que me gustaban y cuando miraba a mi alrededor (y a mi pasado), sólo podía ver dolor.
Dolor emocional, y físico. Tenía conflicto con mi peso y con éste, muchos intentos fallidos por ‘resolverlo’, y un círculo de pensamientos y emociones que sólo sumaban a ese dolor.
En ese camino de búsqueda hacia una versión más serena de mí (porque sabía que la encontraría), comencé a investigar mucho sobre alimentación, y desde el primer momento que adapté cambios en mis hábitos alimenticios, comencé un proceso de autoconocimiento profundo, del que ahora agradezco todo lo que me he permitido sanar y crecer.
Cambiar la alimentación puede parecer desalentador, pero no tiene por qué serlo. Es retador, por supuesto. Te pondrás a prueba, como en cualquier decisión de cambio que eliges hacer con convicción.
Lo más importante es empezar poco a poco y hacer cambios graduales, como añadir una o dos nuevas recetas saludables a tu menú cada semana, o sustituir un postre con azúcar por otro más natural (te comparto una buena variedad de opciones en el anterior enlace). Estos pequeños cambios se irán sumando con el tiempo, y pueden llevarte por el camino hacia una alimentación más saludable, dando los pasos correctos hacia esa versión tuya en la que te sientes bien, con una vida más auténtica y serena.
Cambiar a una dieta sana es una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu salud y bienestar generales.
Además de reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y favorecer tu salud y vitalidad en general, te permite ser consciente de los alimentos y los nutrientes (o componentes) que éstos tienen y cómo influyen en tu organismo.
Esta visión más amplia de la alimentación, fue la que transformó radicalmente la forma cómo me veo a mí, a lo que como, lo que elijo darme en todos los sentidos, y cómo todo esto influye en mis emociones y estados de ánimo.
¿Te atreves a intentarlo? Hay muchos recursos disponibles para ayudarte a empezar, como mis sesiones de Coaching Personalizado en las que te acompaño en tu proceso, con las pautas y la escucha sin juicios necesaria para que recorras tu camino.
Reserva tu primera sesión y comencemos tu transformación.
Recuerda que el conocimiento es responsabilidad.
Un abrazo y gracias por leerme,
Mireia