‘Pienso, luego existo’, afirmaba Descartes en el siglo XVII para dar sentido a sus teorías y a su corriente filosófica, el racionalismo.
No pretendo ser filósofa, pero sí quiero traer esta reflexión de hace tantos años a la actualidad, porque sigue teniendo mucha fuerza.
Para muchas personas, el pensamiento es algo automático, que se nos viene dado y del que no tenemos ninguna influencia. Afortunadamente para otras, los pensamientos son más que el producto del procesamiento constante de información que hace nuestro cerebro, y una fuerte influencia en nuestras emociones, actitudes y por supuesto, nuestras acciones.
Te invito a que hoy observes con atención (y sin juzgar) todos tus pensamientos, y en la noche, toma nota de las principales temáticas en las que está centrada tu atención e incluso memoria. ¿Cuál tema se ha repetido con mayor frecuencia? En tus pensamientos puede estar la clave de tu crecimiento o estancamiento.
Si no tienes alguno claro, te invito a practicar la Autoobservación.
Insistiré en esto sin cansarme, porque es la principal herramienta para comenzar a vivir una vida auténtica, y salir de ese modo reactivo en el que fácilmente entramos (desde pequeños) y podríamos quedarnos a menos de que comencemos a conocer y cuestionar (lo que escuchamos, lo que vemos, lo que pensamos y cómo actuamos).
Mi formación en neuromarketing me permitió seguir ampliando la mirada sobre cómo funciona todo el sistema, cómo se utiliza el conocimiento de nuestro funcionamiento biológico, psicológico y emocional para influir en nuestras decisiones y especialmente las de compra y consumo. Por esto, en mis programas de acompañamiento y coaching, en #Serenity, en las conferencias e incluso en la industria, utilizo esa misma información para darle la vuelta, y de esta manera volvernos agentes activos de los cambios que queremos ver en nuestra vida y en la sociedad.
Hoy te comparto un ejemplo simple en este video, en el que profundizo un poco más en cómo funciona el neuromarketing en la industria alimentaria y cómo reaccionamos a sus estímulos para tomar decisiones en la compra de nuestros alimentos.
Gracias por leerme.
Un abrazo
Mireia