En la entrada anterior, te hablé de mi camino hacia el cambio más radical y positivo en mi vida gracias al giro que di a mis hábitos de alimentación. También mencioné que durante el proceso, probé muchas cosas, de las cuales la mayoría incrementaron mi malestar. Por eso, enfaticé en la importancia de comenzar con pequeños cambios cotidianos, en la dirección que nos llevará a ese cambio verdadero y duradero. Por esto hoy quiero hablarte de por qué y cómo la prohibición lleva al descontrol.

 

¿Cuántas veces has tomado la decisión firme de dejar de fumar o de comer ese dulce que tanto te gusta, en vano?

Te entiendo. Un día llegas a ese punto límite y decides que ese ‘mal’, ese pequeño placer que te hace sentir tan bien, no te seguirá controlando a partir de ahora y para siempre…

Entonces lo dejas de consumir de golpe, y un par de días después, casi inconscientemente ¡Te descubres consumiendo más de lo que antes fumabas, bebías o comías!

Te cuento. Piensa que tenemos tendencia a dos estados principales, al dolor y al placer (por lo general, evitamos el primero, y buscamos el segundo).

Cuando hablo de estos dos conceptos, no quiero que los tomes únicamente de la forma más literal o física. Hay muchas y muy sutiles formas en las que aprendemos inconscientemente que podemos generarnos sensaciones de una u otra. Y es así como comúnmente, estas dos búsquedas influyen de manera importante a la hora de elegir y por supuesto, a la hora de cambiar.

Cuando decidimos dejar de darnos ese ‘algo’ que nos genera placer, nuestro cerebro reptiliano sale a ‘rescatarnos’ de esa sensación de ‘dolor’ que nos está causando la ausencia de ese dulce, cigarro etc (que nos genera tanto gusto-placer). Y esa reacción de ‘rescate’ se da de forma más abrupta en la medida que el cambio lo hayamos producido igual de drásticamente. Aceptemos que no nos gusta sentirnos limitados, incluso cuando la decisión ha sido propia y con toda la voluntad.

Prohibirnos algo, es entendido por nuestra mente como una pérdida de libertad, por esto, nos llevará a intentar recuperarla a toda costa.

Es más recomendable aplicar estrategias simples que poco a poco refuercen nuestra habilidad para tomar decisiones.

He creado este video para compartirte otras formas de hacer ese cambio que tanto has estado buscado, pero de manera permanente y con menos sufrimiento.

Cuéntame ¿Qué hábito estás intentando cambiar? Puedo acompañarte a vivir desde la salud, todo comienza con pequeños cambios de hábitos y mucha autoobservación.

El conocimiento es responsabilidad.

Gracias por leerme.

Un abrazo,

Mireia

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